sábado, 30 de junio de 2012

La guerra de las corrientes



Cuando los hermanos Malcolm y Angus Young tuvieron que elegir un nombre para su banda de rock, recordaron haber visto las letras AC/DC en una máquina de coser eléctrica. 

A ellos les pareció que las letras estaban asociadas a la idea de energía, pero desde el punto de vista de la historia de la tecnología sintetizan el episodio conocido como “guerra de las corrientes”.

 Por Claudio H. Sanchez
Las letras AC/DC impresas en un artefacto eléctrico indican que el mismo puede funcionar tanto con corriente alterna (AC) como con corriente continua o directa (DC), las dos formas en que la electricidad puede moverse dentro de un circuito.
En una linterna, por ejemplo, las cargas eléctricas salen de un extremo de la batería, recorren todo el camino hasta la lamparita, pasan por la lamparita haciéndola brillar y terminan su recorrido en el otro extremo de la batería. Esto es lo que sucede en un circuito de corriente continua. 
En un circuito de corriente alterna, en cambio, la electricidad no circula realmente de un lado a otro sino que vibra hacia delante y hacia atrás dentro del cable, siempre en el mismo lugar.
A fines del Siglo XIX, estas dos formas de circulación enfrentaron a los especialistas en la llamada guerra de las corrientes. 
En particular al conocido inventor Thomas Edison (1847-1931) del lado de la corriente continua y al mucho menos conocido Nikola Tesla (1856-1943) del lado de la corriente alterna.
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lunes, 23 de abril de 2012

Marcar los gorgojos ayudaría a salvar las bananas



Espiar a los insectos podría ayudar a los agricultores del mundo a mejorar su lucha contra la devastadora plaga de los gorgojos en bananas, papas y soja, según los científicos. 
 
Los agricultores ya usan con cierto éxito tecnicas alternativas de manejo de plagas, como trampas de feromonas que emplean olores para atraparlas.

Pero para maximizar su eficacia es importante entender cómo se comportan las plagas, dijo Fabrice Vinatier, autor principal del estudio publicado en Agriculture, Ecosystems & Environment esta semana (22 de noviembre), quien era investigador del Centro para la Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo, en Martinica, Antillas Francesas, cuando realizó el estudio.

Su equipo etiquetó los gorgojos del banano con identificación por radiofrecuencia (RFID, por su sigla en inglés) que usa ondas de radio para transferir datos desde la etiqueta hasta una computadora y permite monitorear los movimientos de los insectos.

Vinatier y sus colegas rastrearon los gorgojos del banano en varias plantaciones en Martinica y descubrieron cómo sus movimientos naturales pueden ser usados en su contra.

Es la primera vez que la tecnología ha sido usada para monitorear insectos rastreros, dicen los autores, y podría adaptarse a otras plagas de gorgojos, como los de la papa andina y los gorgojos de antenas largas presentes en la soja.

Los científicos usaron los datos para ayudar a construir un modelo computacional confiable que simula los patrones de ataque de los gorgojos, considerando factores como la distancia entre los bananos, la ubicación de las trampas de feromonas en los campos y la presencia de residuos vegetales. 

Cuando los bananos estaban agrupados, a los gorgojos le tomaba más tiempo colonizar el terreno, pero una vez que lo hacían, el porcentaje de bananos individuales con ataques severos era mayor, dijo Vinatier aSciDev.Net.
El investigador agregó que separar las plantaciones de bananos con áreas de barbecho o descanso también aumentaba la infestación dentro del predio.

Además, Vinatier dijo que las trampas de feromonas “fueron mucho más eficientes” cuando eran colocadas en suelos limpios en vez de hacerlo sobre residuos vegetales, por lo que despejar las áreas donde se ubican las trampas podría mejorar de manera considerable su eficacia.

El modelo computacional “puede verse como un laboratorio virtual para estudiar diferentes prácticas agrícolas en países en desarrollo sin [que los investigadores deban realizar] experimentos largos y caros”, dijo Vinatier, quien ahora trabaja en el Instituto Nacional para la Investigación Agrícola de Francia.

Haruna Braimah, quien está desarrollando enfoques alternativos para el manejo del gorgojo del banano en el Consejo para la Investigación Científica e Industrial del Instituto de Investigación de Cultivos, en Ghana, dijo que si se lleva a cabo de manera eficiente, el método podría ayudar a comprender mejor la conducta de búsqueda de alimentos de los gorgojos.

Y agregó: “Los agricultores que no eliminan los materiales de la siembra luego de plantar transfieren los gorgojos de los campos viejos a los nuevos”.

El gorgojo del banano afecta a los cultivos en todo el mundo. 


El problema es particularmente agudo en África, donde, en algunas regiones, las plagas pueden destruir más de 90 por ciento de los cultivos.

Enlace al resumen en Agriculture, Ecosystems & Environment

Monique Tsang
SciDev

Los hongos se unen al club del código de barras genético


Fungi
Un grupo de investigadores ha identificado el código de barras genético aplicable a los hongos. 
Esta región del ADN que sirve como referencia para distinguir especies, aseguran, podría conducir al tratamiento de enfermedades causadas por infecciones fúngicas y moho.

El código de barras genético ya ha sido acordado para los animales, y hace tres años se identificó un posible codigo para las plantas con flores.
Pero estos segmentos genéticos no son aplicables a los hongos. 
Durante dos años investigadores han estado trabajando con nuevos candidatos y presentarán sus resultados en la Cuarta Conferencia Internacional sobre el Código de Barras de la Vida, que se celebra en Australia esta semana (28 de noviembre a 3 de diciembre).

Los hongos son fuente de alimento y antibióticos, pero también de muchas enfermedades, como la aspergilosis invasiva, originada por un hongo del género Aspergillus, y una importante causa de mortalidad en los países en vías de desarrollo. 
Los expertos creen que la taxonomía que se basa en el ADN conducirá a un mejor entendimiento de su diversidad y ayudará a mejorar los tratamientos.

De acuerdo con Jesse Ausubel, director del programa de medio ambiente humano de la Universidad Rockefeller, Estados Unidos, y presidente del proyecto internacional Código de Barras para la Vida, contar con el código de barras genético de los hongos también ayudará a generar información más precisa sobre los organismos presentes en el agua cuando se evalúa su calidad.

La región genética del código de barras de los hongos es una de las muchas aplicaciones novedosas de esta tecnología que se discutirán en la conferencia.  

La técnica también puede ser utilizada para cartografiar la biodiversidad y para identificar especies de mosca tse-tse, mosquitos y garrapatas. 
Algunos países están generando bibliotecas de códigos de barras genético para identificar estas especies y crear mapas de las áreas que corren el riesgo de ser afectadas por la enfermedad del sueño, malaria y leishmaniasis.

Otros están levantando bibliotecas para especies de plantas con posible valor medicinal, con el objetivo de identificar rápidamente el fraude dentro de la industria herbaria

Otro uso novedoso de la técnica es la identificación de plagas agrícolas, como bacterias y moscas de la fruta, en los puntos fronterizos. 
“Las plagas constituyen un gran problema y son difíciles de identificar”, señaló Ausubel. 
“Solo algunos expertos son capaces de diferenciarlas, pero a veces no tienen ni siquiera el insecto completo, sino solo un bicho aplastado; pero incluso de allí se puede obtener ADN”.

En los últimos años, algunos países en vías de desarrollo se han mostrado renuentes a adoptar la tecnología del código de barras genético, alegando que el envio de muestras a otros paiss podria favorecer la biopirateria

Según Ausubel, estos países están empezando a superar sus miedos y la participación de naciones de África y América del Sur en el movimiento del código de barras ha sido “excelente”.

En el último año, agregó, ha habido un aumento de capacidad en Kenia y China, mientras que investigadores de Bolivia han participado por primera vez en una expedición para recolectar especímenes para generar bibliotecas.

Ausubel reconoce que los aproximadamente US$5.000 que se necesitan para montar un laboratorio básico para trabajar con códigos de barras genéticos todavía es “mucho dinero para un investigador en Botsuana, pero ya hay laboratorios e institutos en los países en vías de desarrollo que pueden pagarlo”.

“A grandes rasgos, esta es una forma de ciencia asequible”, concluyó. “No se necesita  un millón de dólares para participar en el juego”. 

Eva Aguilar
SciDev